Tras los ataques sorpresa llevados a cabo por el grupo palestino Hamas contra civiles israelíes el pasado fin de semana, el presidente Joe Biden y los líderes europeos expresaron sus consecuentes condenas a esos hechos, los cuales no pueden ser calificados de otra cosa más que de terrorismo.

Los militantes de Hamas asesinaron y secuestraron civiles en un acto sin precedentes en el conflicto del medio oriente por parte de los palestinos.

Pero resulta que el gobierno de Israel ha estado respaldando los asentamientos de colonos israelíes en territorios palestino y los soldados de ese país matando a ciudadanos palestinos cada vez que uno de ellos lanza una piedra.

El gobierno de Israel tiene desde hace décadas sitiada a la Franja de Gaza controlando a su antojo el agua, el gas y la comida que entra a ese empobrecido pueblo de 2.3 millones de habitantes.

Ni el presidente Biden, ni los líderes europeos condenaron nunca esos hechos.

Hamás es un grupo extremista musulmán que se niega rotundamente a reconocer la existencia del estado de Israel, lo mismo que los extremistas israelíes se niegan a admitir que exista un estado palestino.

Hasta el 2006, Palestina era gobernada por el partido Fatah que dirigía Yaser Arafat, el fundador de la Organización Para la Liberación de Palestina (OLP). Hamas criticaba severamente a Fatah por negociar con Israel la paz y el establecimiento de los dos estados, el palestino y el israelí.

Los “genios” del Departamento de Estado de los Estados Unidos culpaban a Arafat del estancamiento de las negociaciones que habían fracasado durante la administración de Bill Clinton y se obsesionaron con sacar al líder palestino del medio.

Curiosamente Arafat murió envenenado y la autoridad Palestina quedó dividida entre Hamas y Fatah.

La administración de Bush y los líderes europeos manipularon la situación para que se llevaran a cabo elecciones, pero como sorpresa de gato que salta de bolsa, las ganó el grupo extremista Hamas.

Estos se aferraron al poder y Fatah quedó relegada al dominio de la zona de Cisjordania y ellos con el control de la Franja de Gaza.

Lo que ocurrió el pasado fin de semana era de esperarse y lo extraño es que el gobierno de Israel, cuyo servicio de inteligencia es considerado el más eficaz del mundo, no haya estado al tanto de eso.

El actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se encontraba bajo ataque de los votantes israelíes que exigen su renuncia por acusaciones de corrupción.

Ahora, Netanyahu armado como Carlos Magno con la espada de la ira está llevando a cabo una masacre contra el pueblo palestino, bombardeando a la Franja de Gaza desde drones y misiles de tierra aire. Matando quién sabe cuántos miles de civiles.

Ni el presidente Joe Biden ni los líderes europeos se han pronunciado al respecto. Ninguno ha condenado esos crímenes y ni tan siquiera, le han pedido a Israel que detenga los bombardeos contra edificios de apartamentos donde residen centenares de familias.

Por el contrario, el presidente Biden sigue atizando el fuego y ha enviado ayuda militar a Israel.

Para nadie es un secreto que el sueño de los extremistas judíos es exterminar al pueblo palestino y ocupar sus tierras. Hamas le ha dado a Netanyahu la razón para hacerlo y mantener su liderazgo y el poder.

El ataque de Hamas lo está pagando el pueblo Palestino