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Otra falsa promesa a los inmigrantes

23 diciembre 2022

por Ramón Peralta

Recientemente dos representantes del Congreso, Kyrsten Sinema, independiente y Thom Tillis, Republicano, anunciaron que presentarían un proyecto de ley para la regularización de los casi dos millones beneficiarios del DACA y la naturalización de aquellos inmigrantes que buscan asilo, antes de que finalice el presente período legislativo. Aunque el proyecto fue recibido con buenos augurios por los sectores que luchan por la regularización de los inmigrantes, no hay esperanza de que se convierta en realidad debido a la gran resistencia que persiste en el sector Republicano del Congreso, cuya mayoría se opone radicalmente a una regularización, tanto de los beneficiarios del DACA como de los otros miles que han residido en el país por largos años y que ya han procreado hijos en territorio americano y que por ley son ciudadanos de este país.
La acción de los legisladores promotores del proyecto no pasará mas allá de ser una propuesta como otras tantas que en las últimas décadas se han presentado en el Congreso. No existe y ni ha existido en la mayoría de los componentes del Congreso una voluntad seria encaminada a resolver la situación inmigratoria, aun cuando las encuestas que se han hecho para recabar la opinión de la población americana en torno a la inmigración han revelado un amplio soporte a ésta. Específicamente, una encuesta realizada en el mes de julio de este año mostró que el 70% de los americanos ve con buenos ojos la inmigración. Por otro lado, la mayoría de los dos partidos que controlan la política americana están de acuerdo que se establezca como prioridad el conocimiento de una reforma inmigratoria en los próximos doce meses. A pesar de esta situación, la pereza y la inacción en torno al problema han prevalecido en las salas del Congreso. La razón de esta actitud se debe, a que los sectores ultraconservadores opuestos a cualquier reforma inmigratoria y cuyas voces controlan los medios, hayan intimidado a los políticos a lanzarse a impulsar cualquier reforma dirigida a buscar una solución adecuada al problema, aun cuando en los actuales momentos la situación de la economía está demandando que se aumente la importación de trabajadores para suplir el déficit de mano de obra que hoy existe en la nación causada por la pandemia del COVID llevando al país al borde de una recesión. En el país actualmente hay un gran déficit de mano de obra en áreas como la industria hotelera, ya que el 22% de sus trabajadores son extranjeros y actualmente ha descendido a un 18.4%, es decir, un descenso de 3.5% puntos. La misma situación se está produciendo en las industrias de la construcción, alimentos y los restaurantes. En estas áreas, que tradicionalmente son suplidas por trabajadores migrantes, existen millones de vacantes, que solo con una apertura de la inmigración se solucionará. A pesar de esta realidad, todavía prevalece en muchas mentes la falsa percepción de que el inmigrante viene a vivir del estado, a quitar el trabajo a los nativos, a crear inseguridad y a cambiar la configuración racial de América. Esos falsos argumentos son los que se usan en los medios sociales y aceptados por muchos políticos para no dar paso hacia una verdadera reforma inmigratoria. Mientras esto persista, millones de inmigrantes residentes en el país seguirán viviendo en la incertidumbre y el miedo, y la economía de la nación pagando las consecuencias. De manera que la buena intención de los dos legisladores no pasará de ser lo que es, una buena intención y nada mas.