Por Sala de Redacción EVH

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En un giro devastador de acontecimientos el miércoles por la noche, un tiroteo masivo en Lewiston, Maine, se cobró la vida de al menos 18 personas y dejó 13 heridos más, según un sombrío anuncio de la gobernadora de Maine, Janet Mills, el jueves por la mañana. Hasta el cierre de esta edición (jueves 26 de octubre) el sospechoso, identificado como Robert Card, de 40 años, sigue prófugo y se le considera armado y peligroso, advirtió el comisionado de Seguridad Pública de Maine, Mike Sauschuck, durante una conferencia de prensa.

Según la policía estatal, se emitió una orden de arresto por ocho cargos de asesinato contra el sospechoso. A medida que se identifiquen más víctimas, los cargos contra Card probablemente aumentarán a 18, dijo el coronel de la policía estatal de Maine, William Ross.

Ross reveló que las autoridades estaban en el proceso de identificar a las víctimas; ocho habían sido identificados positivamente, mientras que las identidades de otros diez aún estaban pendientes de confirmación. Entre los fallecidos confirmados se encuentran Arthur Strout y Joseph Walker, según confirmaron sus familiares a una estación de noticias local. Las autoridades aún no han publicado más detalles sobre las víctimas.

El horrible incidente se desarrolló en dos lugares: Sparetime Recreation, un boliche (lugar para jugar bolos) y el restaurante Schemengees Bar and Grille, situados aproximadamente a cuatro millas de distancia. En el boliche, seis hombres y una mujer sucumbieron a aparentes heridas de bala, mientras que, en el bar, siete personas dentro del establecimiento y una afuera fueron víctimas de la violencia. Trágicamente, tres más perdieron la vida en hospitales cercanos.

La secuencia de eventos comenzó cuando se recibió una llamada al 911 informando del tiroteo en el boliche aproximadamente a las 6:56 p.m. Poco más de diez minutos después, alrededor de las 7:08 p.m., llegaron múltiples llamadas sobre el segundo tiroteo. Las fuerzas del orden respondieron rápidamente a ambas escenas, movilizando recursos de Lewiston y las áreas circundantes.

El arma empleada en los ataques fue identificada como un rifle semiautomático equipado con un cargador extendido y una mira telescópica.

Las autoridades revelaron que el sospechoso tenía vínculos con la Reserva del Ejército de EE. UU., que se cree que está estacionada en Saco, Maine. Si bien un boletín anterior decía que era un instructor capacitado en armas de fuego, una versión actualizada aclaró que esta afirmación no podía fundamentarse. El sospechoso había informado recientemente sobre problemas de salud mental, incluidas alucinaciones auditivas. Además, había hecho amenazas relacionadas con la base de la Guardia Nacional en Saco y tenía antecedentes de una estadía de dos semanas en un centro de salud mental este verano.

En julio, durante un entrenamiento en la Academia Militar de Estados Unidos en Nueva York, los líderes del 3.er Batallón del 304.º Regimiento de Infantería de la Reserva del Ejército expresaron su preocupación por el comportamiento errático del sospechoso. Los oficiales de la Guardia Nacional del Ejército de Nueva York notificaron a la Policía del Estado de Nueva York, que posteriormente transportó al sospechoso a un hospital del ejército en West Point para su evaluación.

El sospechoso, identificado como sargento de primera clase de la Reserva, tiene la especialidad de especialista en suministro de petróleo. Se alistó en la Reserva en 2002 y no tiene antecedentes de despliegues de combate.

Las autoridades localizaron un Subaru Outback blanco registrado a nombre del sospechoso cerca de un embarcadero junto al río Androscoggin, que desemboca en el río Kennebec.

La Guardia Costera envió una patrullera el jueves por la mañana a lo largo del río, pero después de horas de búsqueda, las autoridades no encontraron “nada fuera de lo común”, dijo el suboficial jefe Ryan Smith, quien está a cargo de la estación Boothbay Harbor de la Guardia Costera.

El automóvil del sospechoso había sido descubierto junto a una lancha cerca del río Androscoggin, que conecta con Kennebec, y su bote de 4,5 metros (15 pies) sigue desaparecido, dijo Smith.

Pero añadió que los funcionarios no tenían ninguna información específica de que el sospechoso, Robert Card, pudiera haber escapado a bordo de su barco. "Simplemente estamos haciendo nuestra debida diligencia", dijo.

Apenas cuatro años antes del mortal ataque, Maine, un estado que protege firmemente el derecho a portar armas, el gobernador firmó una ley destinada a impedir un tiroteo masivo como el del miércoles por la noche.

Se la llamó ley de “bandera amarilla”, diferente de las leyes de “bandera roja” que surgieron en otros estados para confiscar armas a propietarios considerados una amenaza. En una señal de pro-Segunda Enmienda en Maine, un grupo defensor de los derechos de las armas ayudó a redactar la ley, y los críticos dijeron que, si bien era un primer paso hacia medidas más estrictas de seguridad de las armas, el estado podría salvar más vidas si hiciera más... como aprobar una ley de bandera roja.

La ley de bandera amarilla y las medidas permisivas sobre armas en Maine están siendo objeto de un mayor escrutinio después de una masacre que, según las autoridades, fue llevada a cabo por un hombre que estuvo internado en un centro de salud mental durante dos semanas el verano pasado.

No estaba claro si alguien había utilizado la ley de bandera amarilla en el caso del sospechoso, pero los defensores del control de armas aprovecharon la tragedia del jueves para culpar la muerte de 18 personas en el tiroteo como producto de “leyes débiles sobre armas”.

La Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá emitió una alerta “armada y peligrosa” a sus oficiales estacionados a lo largo de la frontera entre Canadá y Estados Unidos, advirtiéndoles que estén atentos al hombre sospechoso de matar a tiros a al menos 18 personas en el sur de Maine.

La CBSA dice que está trabajando con socios encargados de hacer cumplir la ley de Canadá y Estados Unidos, incluida la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos y la Real Policía Montada de Canadá para "proteger las fronteras de Canadá contra cualquier amenaza o intento de entrada ilegal".

La agencia fronteriza canadiense dijo que todos los puntos de entrada a lo largo de la frontera entre Canadá y Estados Unidos permanecen abiertos.

La matanza en masa que tuvo lugar en Lewiston, Maine, el 25 de octubre, es la segunda matanza en masa en Maine este año y la tercera desde 2006. Joseph Eaton, en abril de este año, mató a 4 personas (incluyendo a su madre, padre y dos amigos de estos) a tiros e hirió a 3 más mientras conducía por la Interestatal 295 en Yarmouth.

En lo que va del año, 35 de los 37 asesinatos en masa registrados (95%) han implicado un arma de fuego. Desde el 2006 ocurrieron un total de 569 asesinatos en masa, 450 (79%) involucraron armas de fuego. Las víctimas de disparos representan el 81% de las 2.967 víctimas de asesinatos en masa desde 2006.

Los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en Maine, sirven como un inquietante recordatorio del complejo y profundamente preocupante tema de la violencia armada en los Estados Unidos. La pérdida de 18 vidas y el dolor infligido a sus familias y a la comunidad es un claro testimonio de la urgente necesidad de una reforma integral.

La Segunda Enmienda, diseñada para salvaguardar el derecho de los ciudadanos a portar armas, ahora se enfrenta a una realidad moderna en la que las personas que padecen graves problemas de salud mental pueden acceder a armas poderosas. Esta confluencia de factores da como resultado actos de violencia sin sentido, que dejan a las comunidades destrozadas y afligidas.

El debate en torno a la Segunda Enmienda tiene matices y es crucial equilibrar los derechos de los propietarios responsables de armas con el imperativo de proteger vidas inocentes. Abordar la salud mental con mayor énfasis en la intervención temprana, el tratamiento accesible y la desestigmatización es un paso esencial. Igualmente importante es implementar verificaciones de antecedentes más rigurosas y limitaciones sensatas sobre el tipo y la capacidad de las armas de fuego accesibles al público.

Como nación, debemos entablar conversaciones honestas y abiertas sobre nuestra responsabilidad colectiva de salvaguardar el bienestar de nuestros ciudadanos. Es una cuestión compleja que no tiene respuestas fáciles, pero la continua pérdida de vidas exige que la enfrentemos con un sentido de urgencia, empatía y un compromiso compartido de una sociedad más segura y compasiva. Sólo entonces podremos esperar prevenir futuras tragedias como la que se desarrolló en Lewiston, sino es así, es lamentable no tener dudas en que situaciones horrorosas como las que está viviendo Maine se seguirán repitiendo a lo largo de Estados Unidos.

Masacre en Maine: 18 vidas perdidas en tiroteo masivo