La inmigración a la luz de Mario Vargas Llosa Y II Por Ramón Peralta Una verdad que reafirma Vargas Llosa en su trabajo y la anotamos al final del artículo anterior es que “el inmigrante no quita trabajo, lo crea, y es siempre un factor de progreso, nunca de atraso.” Esa afirmación es un contundente rechazo a la consigna de los xenófobos que viven proclamando que el inmigrante viene a quitar el empleo a los nativos y a consumir los presupuestos destinados a las ayudas sociales del estado. En contraposición a esa teoría Vargas Llosa afirma, que la inmigración fue la motora de grandes avances históricos gracias a las políticas de puertas abiertas de los países que la impulsaron: “El prodigioso desarrollo de Estados Unidos en el siglo XIX, de Argentina, de Canadá, de Venezuela en los años treinta y cuarenta, coinciden con políticas de puertas abiertas a la inmigración.” No obstante, esa realidad, los políticos de las naciones desarrolladas se resisten en poner en práctica políticas de apertura a la inmigración y en ese sentido Vargas Llosa se pregunta “¿No hay manera alguna de restringir o poner coto a la marea migratoria que desde todos los rincones del Tercer Mundo, rompe contra el mundo desarrollado? A menos de exterminar con bombas atómicas a las cuatro quintas partes del planeta que viven en la miseria, no hay ninguna. Es totalmente inútil gastarse la plata de los maltratados contribuyentes diseñando programas, dada vez mas costosos, para impermeabilizar las fronteras, porque no hay un solo caso exitoso que pruebe la eficacia de esta política represiva. Y, en cambio, hay cien probando que las fronteras se convierten en coladeras cuando la sociedad que pretenden proteger imanta a los desheredados de la vecindad. La inmigración se reducirá cuando los países que la atraen dejen de ser atractivos porque están en crisis o saturados o cuando los países que la generan ofrezcan trabajo y oportunidades de mejora a sus ciudadanos.” Hablando acerca de las ayudas que se ofrecen para aliviar el problema, Vargas Llosa advierte: “La verdad es que si la ayuda se entiende como ayuda a los Gobiernos del Tercer Mundo, esta política solo sirve para agravar el problema en vez de resolverlo de raíz…Si ayuda hay, ella debe ser cuidadosamente canalizada hacia el sector privado y sometida a una vigilancia en todas sus instancias para que cumpla con la finalidad prevista, que es crear empleo y desarrollar los recursos, lejos de la gangrena estatal. En realidad, la ayuda mas efectiva que los países democráticos modernos pueden prestar a los países pobres es abrirles las fronteras comerciales, recibir sus productos, estimular los intercambios y una enérgica política de incentivos y sanciones para lograr su democratización…” Debemos añadir que esa democratización no se quede en el formalismo que hasta ahora hemos visto en el llamado Tercer Mundo, donde grupos de políticos corruptos en componendas con las élites económicas engañan a los pueblos vendiéndoles una democracia cuya esencia es la comedia del falso voto cada 4 o 6 años perpetuando el hambre y la miseria de sus ciudadanos. Mientras persista esta realidad de nada valdrá crear murallas en las fronteras y por supuesto, la demonización de seres humanos por poseer la piel de otro color y provenir de otras culturas. Está comprobado que la inmigración es una inyección de vida a los pueblos que la reciben y como muy bien concluye Vargas Llosa diciendo “la inmigración de cualquier color y sabor es una inyección de vida, energía y cultura y que los países deberían recibirla como una bendición” Las palabras del Premio Nobel peruano es una reafirmación de lo que por años hemos expuesto y seguiremos exponiendo en esta columna hasta que la realidad nos demuestre lo contrario.
La inmigración a la luz de Mario Vargas Llosa
23 octubre 2022