Bueno, finalmente le pusieron los cargos penales a Trompo Loco. Los demócratas están celebrando porque creen que ganaron una batalla. Es todo lo contrario, mientras más atacan a Trompo Loco más apoyo recibe de sus seguidores y colegas republicanos. Hasta ahora, el GOP no tiene ningún candidato capaz de reunir el apoyo necesario para ganar las elecciones en 2024. Marco Rubio, está más quemado que un patacón, a Mitt Romnie no le hacen caso ni en su casa. Ted Cruz, está más lejos de ganar que un cojo subir al monte Everest, y Ron Desantis es para los votantes peor que un vómito. Es decir, que es muy probable que los republicanos tengan que cerrar filas tras Trompo Loco para poder pelear en la contienda electoral. Pero por el lado demócrata no hay mucho que esperar. Ese partido tiene muy buenos prospectos, pero el Comité Nacional de la organización está constituidos por fósiles de dinosaurios que son tan de la derecha como los republicanos. Le bloquearon dos veces la candidatura a Bernie Sander para poner a la bruja de Blancanieves y a la Momia, solo le quedan otros candidatos que ni huelen ni hieden y no le ganan una elección ni al mismo demonio en candela. En otras palabras, ¡no hay por dónde escoger!
Hablando de vómitos, el gobernador de La Florida, Ron Desantis, se anotó una para el salón de la fama de los energúmenos, firmó una ley para suprimir el requisito de licencia de porte de armas de fuego en ese estado. Es decir, que en Florida, todo el que compra un arma, lo cual es tan fácil como comprar un cartón de huevos, puede andar como un vaquero en las calles y dirimir sus diferencias con cualquiera a balazos. Esto no es el regreso ni siquiera al viejo oeste, porque en el siglo antepasado existía el duelo, un enfrentamiento ante un juez por dos hombres en defensa de su honor. Esto es peor, es el regreso a la barbarie. “Me miraste mal, te doy un tiro” “le faltaste a mi mujer, te doy un tiro”; “me emborraché y quiero pelear, mato a uno”. Ya lo saben. Los que visiten Florida tengan mucho cuidado con enojarse con los conductores en las vías ni mirar mal a nadie en los bares, porque sencillamente te darán un tiro, y probablemente muchos más, gracias a Desantis.
Lo peor de todo es que esa cosa quiere ser presidente. ¡Que el Señor nos encuentre confesados!
Señores, se cumplió un año de la muerte de Patrick Lyoya, el inmigrante congoleño que fue disparado por un agente de policía de Grand Rapids en un incidente de parada de tráfico. Una tragedia que no tiene más responsable que el sistema policial que se practica desde hace siglos en Estados Unidos y otros países supuestamente desarrollados, en los que se considera al ciudadano como subalterno del policía y no al policía como un subalterno del ciudadano, que es quien paga su sueldo. Los agentes tienen que darse a respetar porque su trabajo es garantizar el orden y la seguridad del ciudadano, pero el ciudadano no tiene que ser maltratado por la policía si no hay una razón para aplicar la fuerza. El caso de Lyoya más que un asunto de racismo, debe ser una señal de que es tiempo de cambiar.
Bueno y volvemos a la Luna. Una astronauta de Grand Rapids estará a bordo de la nave que saludará a los lunáticos en el 2024 al pisar el suelo de ese satélite de la tierra. En cambio, los que estamos en la tierra tenemos que seguir soportando las locuras de un lunático que hay en la Casa Blanca. Mientras nuestros astronautas caminarán sobre ese gigantesco globo (que no es chino) que ilumina el corazón de los enamorados, nosotros aquí seguiremos pegando el grito a la luna con el aumento de los precios de los productos de primera necesidad. En otras palabras, todos estamos de alguna manera en la luna.
Nos vemos en los próximos jalapos si la virgencita lo permite.