El ejército israelí anunció que está preparado para invadir el último refugio de los palestinos, Rafah. Allí más de un millón de personas llegaron procedentes de otras ciudades de Gaza huyendo de los bombardeos y ataques que ya han matado a más de 34 mil personas.

Es increíble que en esa parte del mundo se estén sacrificando a niños como animales y que el mundo se quede callado haciéndose cómplice. Lo que más avergüenza es que haya personas que quieran condenar a los que protestan contra esa masacre, como el gobernador de Texas, Greg Abbott y el presidente de la Cámara de Representantes de Washington, Mike Johnson. Ambos, que no merecen otro calificativo que el de basuras, pidieron que se arrestaran y condenaran a los estudiantes de las universidades que protestan contra la masacre.

Para justificar su represión y apoyo al genocidio estos sujetos usan el chantaje del antisemitismo, cuando en realidad ellos son tan racistas como los antisemitas.

Por otro lado, el presidente Joe Biden firmó gustoso esta semana el paquete de 96 mil millones de dólares aprobado por el Congreso para ayudar a Israel a seguir asesinando civiles en Gaza. Al mismo tiempo, para ayudar al Monito Quique de Ucrania a seguir al mando de una dictadura a costa de la sangre de su propia gente en una guerra que no tiene sentido.

Lo que más duele de todo esto es, que ese dinero emana de la clase trabajadora norteamericana, porque los ricos de aquí nunca pagan impuestos.

El trabajador americano es uno de los más explotados del mundo. Gana salarios de miseria y a esa miseria le quitan una cantidad exorbitante de dinero para el gobierno federal.

Pero cuando el trabajador se enferma tiene que pagar una fortuna para ir al médico y cuando se queda sin empleo tiene que pedir limosna del mismo dinero que le descuentan de su sueldo para el llamado “seguro de desempleo”.

El dinero del gobierno federal va en su mayoría a los bolsillos de los multimillonarios. Los 61 mil millones que se destinaron a Ucrania se entregarán en armas que serán compradas a los fabricantes de aquí. ¡Que Dios bendiga a América!

Si después de estas barbaridades el presidente Joe Biden cree que logrará reelegirse, le recomendamos que despierte de ese sueño o se vaya al Perú a buscar un chamán. La juventud progresista norteamericana no va a votar por él, lo mismo que millones de personas que quieren la paz y no la guerra mundial que él está detonando.

Como del lado republicano tampoco hay nada que sirva, es obvio que las elecciones de noviembre van a ser las menos votadas en la historia del país.

Nos vemos en los próximos Jalapos si la Virgencita lo permite.

Jalapeños 1388