El problema inmigratorio, una cosecha de lo sembrado

El presidente Joe Biden ordenó cerrar la frontera sur con México para poner control a la entrada de inmigrantes y solicitantes de asilo.

Sería injusto decir que el presidente se ha convertido en antiinmigrante y que se ha alineado a la corriente conservadora que considera que la inmigración es una invasión al país del Tío Sam.

Todos sabemos que en cuanto al tema de inmigración el Partido Demócrata es mucho más tolerante con los inmigrantes y más abierto a las soluciones de carácter humano que el Partido Republicano.

Mientras por un lado los demócratas apuestan a una inmigración los republicanos se pertrechan en la Doctrina de Monroe de “América para los americanos”.

El problema de la inmigración no es un asunto exclusivo de los Estados Unidos, Europa enfrenta el mismo problema y sus entidades políticas se abanderan de lado y lado al igual que las norteamericanas.

¿Qué tienen entonces en común Estados Unidos y Europa para ser imanes de inmigrantes de todas partes del mundo?

Son países ricos que colonizaron a sus vecinos pobres y hoy cosechan los frutos de su política imperial.

Los europeos, en especial ingleses y franceses, se repartieron en el siglo XVIII los países del África y el oriente. India fue colonia inglesa hasta 1949 y Francia todavía mantenía hasta a los años 90 su propiedad sobre varios países africanos.

Estados Unidos, como nueva potencia llegó tarde a la distribución del pastel por lo que no tuvo otra salida que explotar las riquezas naturales de los países de América Latina imponiendo gobiernos complacientes y obedientes a los intereses de las corporaciones norteamericanas. Así, toda Centroamérica fue convertida en fincas de bananas de la United Fruit y fuentes de abastecimientos de las industrias extractoras de oro, ferroníquel, bauxita y otros minerales de materia prima.

En la medida en que las corporaciones norteamericanas crecieron, expandieron su mercado al continente del patio colocando en ellos sus productos de exportación. Para asegurarse, utilizaron los lobbies del congreso y las influencias de la Casa Blanca para imponer en esos países gobiernos títeres y derrocar a los nacionalistas. Así se produjeron en América Latina numerosos golpes de estado y surgieron numerosos dictadores.

Lo que sería Estados Unidos para América Latina lo predijo el libertador Simón Bolívar en su Carta al diplomático británico Patrick Campbell en 1829. “Estados Unidos parece destinado por la providencia a plagar de miseria a nuestros pueblos en nombre de la libertad”.

Una gran mayoría de los inmigrantes que conforman las llamadas caravanas y la avalancha de solicitantes de asilo provienen de Cuba y Venezuela. Dos países a los que Estados Unidos les ha impuesto embargos comerciales con la finalidad de hacer caer a sus gobiernos.

Los políticos norteamericanos no parecen tener suficiente cerebro para saber cuáles son las verdaderas razones de la inmigración, y si no las entienden nunca le encontrarán solución.