MADRID (AP) — La victoria de España el 20 de agosto en la Copa Mundial Femenina fue una ocasión trascendental para el país enloquecido por el fútbol, pero la alegría dentro y fuera del campo pronto fue mancillada por el líder de la federación de fútbol del país cuando plantó un mensaje no deseado. Beso en los labios a una jugadora estrella durante la ceremonia de entrega de medallas.
Al negarse desafiante a renunciar mientras crecía la furia por el incidente, Luis Rubiales solo exacerbó la controversia, lo que llevó a los campeones del mundo a decir que no volverían a jugar hasta que él se fuera y a los fiscales a iniciar una investigación.
El incidente está alimentando un examen de conciencia en todo el país sobre el sexismo en los deportes y en la sociedad en general.