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Editorial 1335

21 abril 2023

La violencia armada en Estados Unidos, una herencia del subdesarrollo en el desarrollo

Si usted se pasea por los campos de los países de América Latina y toca la puerta de una casa o tan solo se asoma a la vereda de la entrada, lo más probable es que salga alguien dándoles los buenos días y le ofrezca café o mate, o tal vez un plato de comida, sin importar lo pobre que sea el hogar.

Pero si usted hace lo mismo en un campo de Estados Unidos, lo más probable es que le salga al encuentro un anciano y su hijo grandulón vestido de overol con una escopeta cada uno.  No lo saludarán, solo le preguntarán qué busca, y si usted es negro, asiático o latino, no se sorprenda si le disparan un tiro, o en el mejor de los casos, el grandulón le pregunte al anciano ¿Le disparo papá?

Estados Unidos, a diferencia de otras colonias de América se forjó sobre la violencia, sobre una búsqueda salvaje de riqueza que convirtió en negocio todo lo que se pudiera cambiar por oro.

Los colonos americanos eran constantemente amenazados por las pandillas de ladrones y asaltantes que recorrían las aldeas pequeñas para robar los bancos, las casas de los hacendados y violar las mujeres.  Eso cultivó la desconfianza y sembró en ellos la necesidad de tener un arma.

Pero Estados Unidos cultivó también otras costumbres negativas producto de haber sido el país de mayor explotación de esclavos en el continente: el racismo.

Los ladrones de bancos y asaltantes de diligencias no eran negros, asiático o latinos.  Eran en su mayoría americanos.

El desarrollo de las comunidades en los diferentes estados de la Unión dejó sin efecto la necesidad del arma como elemento vital de subsistencia.  Toda ciudad por más pequeña que sea tiene un departamento de policía, o está protegida por la policía del condado.  Las agencias de orden en Estados Unidos están mejor equipadas que las de cualquier otro país del planeta.

Sin embargo, el afán de riqueza de las corporaciones fabricantes de armas los hace promover el engaño para lo cual se valen de políticos poco serios y organizaciones fantasmas que supuestamente defienden la 2da enmienda la constitución, y en ella, los derechos de los ciudadanos.

Las noticias nacionales están plagadas de la palabra en inglés “shooting” que quiere decir tiroteo, porque cada semana se producen muertes por armas de fuego y cada mes se producen varios asesinatos en masa.

Los hechos más recientes y que mejor explican lo que decimos en este editorial son, el caso del hombre que disparó a matar a un adolescente negro de 16 años de edad en Kansas City, Missouri, cuando éste buscaba a sus hermanitos y tocó el timbre de la casa equivocada.

El otro, es el del asesinato de una joven a quien el propietario de una casa le disparó porque con su auto por el error, ella condujo hasta la entrada de la misma.

Estos son dos actos que demuestran el nivel de salvajismo que todavía subsiste en la sociedad americana. Un salvajismo promovido por la excusa más usada para el crimen: “Defensa propia”.

No son pocos los casos que se producen en Estados Unidos en los que una persona es asesinada por el hecho de estar en el patio de una casa ajena o por cruzar la puerta.  Mas aún, por el simple hecho de ser negro y caminar por un barrio de blancos.

Esos son terribles males, memorias del subdesarrollo que subsisten en la sociedad americana y que Estados Unidos critica en otros países, pero no hace nada para solucionarlos en el suyo.  Son males que no se solucionarán mientras el capitolio de Washington siga siendo habitado por políticos atrasados e irresponsables.